Según las directrices de la EHS y la AHS, se recomienda la técnica laparoscópica IPOM para hernias abdominales primarias y secundarias más grandes y en pacientes con un riesgo elevado de complicaciones en la herida. Esto afecta especialmente a pacientes con obesidad (IMC >_ 30) y pacientes con un tamaño de defecto superior a 4 cm. Sin embargo, el defecto no debe superar un tamaño de 8 - 10 cm.
La implantación intraperitoneal laparoscópica de malla representa actualmente a nivel mundial la técnica endoscópica mínimamente invasiva más frecuente para el tratamiento de hernias abdominales. En Alemania, sin embargo, se observa un descenso de este método por temor a la adhesiogenicidad con formación de fístulas proteointestinales a pesar de las mallas mejoradas en cuanto a su recubrimiento. Otros motivos son una tasa elevada de dolores postoperatorios agudos y crónicos, probablemente porque el método es caro. No obstante, se trata de una importante técnica alternativa.
Hernias abdominales secundarias:
La hernia incisional es la complicación más frecuente después de la laparotomía con una prevalencia entre el 3 y el 40% independientemente de qué cierre de la pared abdominal se elija.
Factores de riesgo para el desarrollo de hernias incisionales:
IMC >_ 25, sexo masculino, incisión recidivante, enfermedad maligna, contaminación de la herida, cirugía abierta, EPOC, anamnesis familiar positiva.
Para la indicación, la intervención previa debe remontarse al menos a 6 meses.
Cierre de la puerta herniaria:
Existen trabajos que recomiendan un cierre adicional de la puerta herniaria en el IPOM para reducir la tasa de recidivas, formaciones de seromas y pseudorecidivas. En este caso, para un defecto pequeño (< 3cm) se aplica un cierre directo del defecto y para defectos más grandes un llamado LIRA (aponeuroplastia rectal intracorpórea) con un hilo sin nudos. En un estudio actual (Pizza F et al 2023) no se pudo confirmar la superioridad de un cierre de la puerta herniaria.

