Incidencia/Etiología
Para el primer episodio de una pancreatitis aguda, se observa en Europa Occidental una incidencia de aprox. 30 casos por 100000 habitantes y año.
El 75–80% de todos los casos en el ámbito cultural occidental son causados por factores biliares o alcohólicos tóxicos, el 10% idiopáticos.
El 10% muestra causas raras como hipercalcemia, hipertrigliceridemia, tumor (quístico), páncreas divisum, disfunción del esfínter de Oddi o son inducidos por medicamentos o hereditarios.
Clínica
La pancreatitis aguda se caracteriza por dolores abdominales, que van acompañados de un aumento de la amilasa y/o lipasa al menos al triple de la norma.
El curso de la pancreatitis aguda varía desde una forma leve autolimitada (80 %) hasta una forma grave necrotizante (20 %).
La forma de curso clínicamente grave está asociada con una destrucción tisular del páncreas, muestra una alta tasa de complicaciones orgánicas y una alta letalidad. Daños secundarios en el páncreas en caso de supervivencia son de esperar de manera regular.
La forma de curso clínicamente más grave muestra complicaciones orgánicas sistémicas tempranas con SIRS, sepsis, fallo multiorgánico y una letalidad muy alta.
Dado que también en pancreatitis agudas graves se observan cursos clínicos muy diferentes, en la nueva clasificación de Atlanta se agrupan a los pacientes con regresión de una sintomatología grave dentro de la primera semana en un grupo intermedio.
Clasificación de Atlanta
•Atlanta (1993)
2 grupos: leve –grave
•Atlanta modificada (2012)
3 grupos:
pancreatitis aguda leve:
(¡) sin fallo orgánico
(¡¡) sin complicaciones locales o sistémicas
pancreatitis aguda moderadamente grave:
(¡) fallo orgánico que remite dentro de 48 h (fallo orgánico transitorio) y/o
(¡¡) complicaciones locales o sistémicas sin fallo orgánico persistente
pancreatitis aguda grave: fallo orgánico persistente (> 48h)
(¡) fallo orgánico único
(¡¡) fallo orgánico múltiple
Pronóstico
Los avances en una mejor comprensión de la fisiopatología y el manejo intensivo médico interdisciplinario moderno de las complicaciones orgánicas potencialmente mortales han aumentado considerablemente la tasa de éxito de la terapia.
Una infección demostrada de necrosis pancreáticas representa una indicación absoluta para cirugía/intervención.
Mediante una terapia moderna adaptada al estadio con el uso de los métodos intervencionistas y quirúrgicos disponibles en centros especializados, la mortalidad de la pancreatitis necrotizante puede reducirse a aprox. 15–20 %.
La reducción de la mortalidad se debe principalmente a la mejora de la vigilancia y terapia intensiva médica en la fase temprana, así como a una intervención quirúrgica lo más tardía posible, ya que especialmente la operación en la fase temprana de la enfermedad (dentro de los primeros 14 días) conlleva una morbilidad y mortalidad muy altas y, por lo tanto, hoy en día, según el consenso internacional, debe evitarse siempre que sea posible.
La calidad de vida de la mayoría de los pacientes es buena después del alta hospitalaria, y casi el 90 % de los pacientes pueden volver a su trabajo. Solo en caso de consumo persistente de alcohol, incluso después de una buena regeneración primaria, hay que contar con una mortalidad de aprox. 10 % en los años siguientes.
