Entre las indicaciones más frecuentes para una toracotomía se encuentra el tratamiento quirúrgico de enfermedades de la aorta distal, del corazón, del esófago y de los pulmones.
La enfermedad de la aorta torácica distal puede incluir disección, rotura o enfermedad aneurismática.
Entre las enfermedades cardíacas que pueden requerir una toracotomía se incluyen defectos cardíacos congénitos (defecto del septo auricular), valvulopatías aórtica, mitral o tricúspide, en ciertas localizaciones de las arterias coronarias, enfermedades pericárdicas y tumores del corazón y del pericardio. Sin embargo, muchas de estas indicaciones para una toracotomía también se pueden abordar mediante una esternotomía mediana.
Las enfermedades pulmonares se tratan con mayor frecuencia mediante cirugía toracoscópica asistida por vídeo (VATS), pero muchas enfermedades pulmonares que requieren intervenciones abiertas convencionales se tratan mediante toracotomía. Entre ellas se incluyen, por ejemplo, enfermedades malignas pulmonares avanzadas (primarias o metastásicas) y malignomas pleurales.
Entre las enfermedades del esófago que se pueden tratar mediante toracotomía se incluyen, entre otras, malignomas en adultos y fístulas traqueoesofágicas en lactantes. La toracotomía derecha es la más adecuada para procesos patológicos que afectan al esófago medio. La toracotomía izquierda permite un buen acceso al esófago distal. También se considera un acceso transhiatal.
Para reducir la invasividad del acceso –especialmente la sección de grandes masas musculares– se promueven los llamados accesos que preservan los músculos. Entre ellos se encuentra la toracotomía anterolateral, en la que se preserva el M. latissimus dorsi. Sin embargo, para ello es necesario dividir el M. serratus anterior en la dirección de las fibras. Para intervenciones pequeñas y medianas en el tórax, como cirugía de enfisema, resecciones de bullas gigantes, resecciones pulmonares estándar y enfermedades en los segmentos pulmonares ventrales o del mediastino anterior, la toracotomía anterolateral ofrece un acceso suficiente. En los primeros días postoperatorios, se atribuye a los accesos que preservan los músculos un menor consumo de analgésicos, aunque los beneficios no están demostrados.
La desventaja de la toracotomía anterolateral es el acceso problemático a las estructuras posteriores del mediastino, lo que, por ejemplo, en caso de extensión tumoral no esperada preoperatoriamente, dificulta la ampliación de la intervención. Por lo tanto, el acceso anterolateral debe reservarse para resecciones simples o enfermedades benignas; las resecciones oncológicas complejas y las intervenciones extensas deben realizarse mediante un acceso posterolateral debido a estas difíciles posibilidades de ampliación.