Los procedimientos de resección en la cirugía hepática se realizan para enfermedades muy diferentes. En primer plano están los malignomas hepáticos, seguidos de tumores benignos, algunas enfermedades no tumorales, así como la donación de hígado en vida.
La hemihepatectomía es una llamada resección mayor, definida como la resección de al menos cuatro segmentos hepáticos.
Indicaciones frecuentes para una resección hepática
1. Malignomas
1.1 Primarios
- Carcinoma hepatocelular (CHC)
- Carcinoma colangiocelular (CCC)
- Cistadenocarcinoma
1.2 Metástasis
1.3 Invasión tumoral directa
2. Enfermedades benignas
2.1 Tumores hepáticos
- Adenoma (subtipo mutado en ß-catenina; paciente masculino)
- Hiperplasia nodular focal (en caso de incertidumbre diagnóstica o complicaciones por crecimiento desplazante)
- Hemangioma (en compresión de vasos (síndrome similar a Budd-Chiari) y conductos biliares; síndrome de Kasabach-Merritt)
- Cistadenoma
La terapia quirúrgica de los tumores hepáticos benignos requiere un alto grado de indicación crítica y resulta de:
- Incertidumbre diagnóstica a pesar de un diagnóstico exhaustivo
- Sintomatología clínica, p. ej. dolor abdominal superior, náuseas o colestasis debida al tamaño del tumor, fenómenos de compresión o crecimiento significativo
- Riesgo de rotura y hemorragia en el adenoma con tamaño > 5 cm
- Riesgo de degeneración en el adenoma hepatocelular (subtipo mutado en ß-catenina, paciente masculino)
2.2 Enfermedades no tumorales
- Quistes hepáticos/degeneración hepática poliquística (en progresión rápida y síntomas clínicos como sensación de presión, dolor, disnea o infección)
- Quistes hepáticos parasitarios (equinococos)
- Cálculos intrahepáticos/síndrome de Caroli
- Abscesos hepáticos recurrentes
- Trauma hepático
3.0 Donación de hígado en vida
En la indicación para la resección hepática deben considerarse aspectos oncológicos y técnico-operativos. Un requisito previo es el conocimiento preciso de la anatomía funcional y segmentaria del hígado, así como de sus vasos y sus variantes de ramificación.
Aspectos oncológicos
El objetivo de la terapia operativa de los malignomas hepáticos es la resección R0, es decir, la resección tumoral completa macro y microscópicamente. Solo en metástasis hepáticas neuroendocrinas sintomáticas puede estar indicada también una resección R2, ya que un debulking de más del 90 % de la masa tumoral conduce a la ausencia de síntomas («cirugía citorreductora»).
Aspectos funcionales
La causa más importante de la mortalidad perioperatoria después de la resección hepática es la insuficiencia hepática. La evaluación del riesgo tiene por tanto una importancia decisiva, ya que las posibilidades terapéuticas en caso de insuficiencia hepática postoperatoria son muy limitadas. La aparición de una insuficiencia hepática postoperatoria correlaciona con:
- Tamaño y calidad del tejido hepático restante (cirrosis, esteatosis, fibrosis)
- Presencia de colestasis o colangitis
- Alcance del trauma operatorio (tamaño de la superficie de resección, pérdida de sangre, duración de una eventual oclusión del hilio)
- Enfermedades previas (toma de medicamentos)
- Complicaciones postoperatorias (fugas biliares, infecciones, etc.)
Si el hígado no está dañado previamente y presenta una función de síntesis y excreción normal, aproximadamente el 25-30 % del volumen hepático funcional se considera como valor orientativo para el parénquima hepático que debe dejarse como mínimo en una resección. Un requisito previo para ello es, sin embargo, un suministro sanguíneo arterial y venoso portal impecable, así como un drenaje venoso hepático y biliar sin obstáculos del tejido hepático restante.
En caso de hígado dañado previamente, deben aplicarse valores correspondingly más altos. Particularmente difícil es la evaluación de la reserva funcional de un hígado cirrótico (véase más abajo).
Si es probable que se infrinjan estos valores mediante la resección planificada, debe evaluarse la posibilidad de un preacondicionamiento (inducción de hipertrofia preoperatoria).
Técnicas de aumento:
- PVE/PVL (embolización/ligadura de la vena porta): Embolización selectiva unilateral de una rama de la vena porta (de la mitad hepática que se resecará posteriormente), para lograr una atrofia ipsilateral y una hipertrofia contralateral del tejido hepático.
- Concepto de «in-situ-split»/ALPPS (Associating Liver Partition and Portal vein ligation for Staged hepatectomy): Tratamiento de inducción en dos pasos operatorios. En el primer paso, se liga la rama derecha de la vena porta con desvascularización portal simultánea del segmento 4 y se divide el hígado a lo largo del ligamento falciforme. Los segmentos 4 a 8 completamente desvascularizados portalmente permanecen arterialmente perfundidos in situ. De este modo, el lóbulo hepático lateral izquierdo crece muy rápidamente y alcanza la capacidad de asumir solo la función orgánica. En el segundo paso operatorio, generalmente dentro de 2 semanas, se realiza la hemihepatectomía derecha extendida.
- Resección en dos o más tiempos. Primero resección atípica de todos los tumores del hígado restante posterior. Después de la hipertrofia de este lóbulo, se extirpan los tumores restantes en una segunda operación.
Otras alternativas son una
- Combinación con procedimientos ablativos (p. ej. RFA = ablación por radiofrecuencia)
- Resección quirúrgica secundaria después de quimioterapia neoadyuvante (actualmente solo en metástasis colorrectales).
En el ejemplo mostramos el caso de un carcinoma colangiocelular intrahepático (iCCC), el segundo tumor hepático primario más frecuente del mundo occidental.
La indicación para la resección hepática en el iCCC existe en el hallazgo técnicamente resecable después de excluir metástasis a distancia.
Cirrosis hepática:
- La evaluación de la reserva funcional de un hígado cirrótico es difícil. Además del estado general físico y del Child-Pugh-Score es decisiva la gravedad de la hipertensión portal. Los parámetros más importantes para una función hepática postoperatoria suficiente son un bilirrubina en valores normales y un gradiente de presión venosa hepática de < 10 mmHg. Indicadores del grado de hipertensión portal son el tamaño del bazo, la presencia de varices esofágicas y el recuento de plaquetas (Cave: < 100.000/μl).
- En caso de cirrosis hepática, el alcance de la resección está por tanto limitado (excisiones en cuña, mono- o bisegmentectomías). Solo en el estadio Child-A sin hipertensión portal puede ser posible en casos individuales también una hemihepatectomía. Una cirrosis Child-C representa una contraindicación para la resección hepática.
- Existe un riesgo claramente aumentado en hipertensión portal debido a una preparación complicada y riesgosa en el hilio hepático.
- El trasplante hepático se considera desde el punto de vista oncológico dentro de límites definidos (entre otros, criterios de Milán) como la terapia de elección para el CHC en el hígado cirrótico, ya que no solo se trata el CHC sino también la enfermedad hepática subyacente. Existen tasas de supervivencia a 5 años de hasta el 70% y superiores. En principio, antes del trasplante deben excluirse una invasión macrovascular, metástasis linfáticas y a distancia.
- Sin embargo, teniendo en cuenta la escasez de órganos en Alemania y los resultados operatorios mejorados de la cirugía hepática también en el hígado cirrótico con función hepática suficiente, la resección parcial hepática se considera una alternativa legítima.

