El acceso percutáneo extraanatómico a la tráquea conoce dos vías: Como medida de emergencia para salvar vidas en caso de obstrucción aguda de las vías respiratorias por encima de la laringe, en la que idealmente se penetra el ligamento cricotiroideo entre el cartílago tiroides y el anillo (coniotomía), así como como intervención generalmente electiva en la medicina intensiva para permitir la ventilación a largo plazo mediante un tubo de permanencia, que así puede evitar la nariz o la boca, la faringe y la laringe.
En este caso, el acceso a la tráquea se realiza ya sea mediante una traqueotomía por punción, como se muestra en detalle en la contribución de Webop Traqueotomía por punción o como traqueotomía plástica.
La traqueotomía es una de las intervenciones quirúrgicas más antiguas en absoluto.
Así, la literatura de historia médica ya menciona referencias en el Rig-Veda del hinduismo del segundo milenio antes de Cristo o en Galeno.
Andreas Vesalius la elogió, “ya que de repente se salva la vida por ello, que ya parecía perdida” (8).
En la primera mitad del siglo XIX, la intervención adquirió el estatus de un procedimiento estandarizado a través de las publicaciones de Armand Trousseau sobre sus tratamientos de numerosos niños enfermos de difteria (6,7).
La traqueotomía es hoy una intervención de rutina en la cirugía y en la medicina intensiva en pacientes ventilados a largo plazo. Las descripciones de su realización, sus modificaciones, posibles complicaciones y el cuidado postoperatorio están publicadas en múltiples ocasiones. Una selección de la literatura se encuentra en la siguiente lista.
Una publicación impresionante sobre unos pocos casos de complicaciones mortales en esta intervención presentaron ya en 1966 A. Potondi de Budapest y O. Pribilla de Kiel conjuntamente en “Deutsche Zeitschrift für gerichtliche Medizin”. En aquel entonces, la tasa de complicaciones de esta operación en todas las publicaciones era aún de aproximadamente el 30 %, aunque sin separar las electivas de las medidas de emergencia; así, en este escrito también se encuentran tres casos reportados aún por Billroth de hemorragias postoperatorias mortales aún en el domicilio de los pacientes (9).
Las cifras actuales son, como era de esperar, considerablemente más favorables: así, A. Valentin de Viena en su trabajo de revisión de 2007 “Traqueotomía en pacientes de cuidados intensivos” menciona, por ejemplo, una tasa entre el 2,9 y el 5,4 % para la estenosis traqueal posterior y destaca allí nuevamente la importancia de la elección correcta del momento para la intervención: “Así, a los resultados positivos de una traqueotomía extremadamente temprana en pacientes con una duración estimada de ventilación de > 14 días en un estudio aleatorizado de Rumbak (Crit Care Med 2004; 32: 1689) se opone el argumento de que posiblemente muchos de estos pacientes no hubieran necesitado la traqueotomía en absoluto. De hecho, en el grupo de control (traqueotomía planificada en el día 14-16) el 13 % de los pacientes ya estaban extubados antes de la traqueotomía” (11).
Y en un metaanálisis de Higgins KM de 2007 sobre aproximadamente 1000 pacientes, que considera eventos como hemorragias menores, hemorragias mayores, estenosis subglótica y la tasa de mortalidad – especialmente en comparación entre la traqueotomía plástica y la por punción –, se indica la OR (pooled odd ratio) sobre todas las complicaciones con 0.75 y una variación entre 0.56 y 1.0 CI.