El tórax en embudo
El tórax en embudo es la deformidad congénita más común de la pared torácica. Los niños son varias veces más afectados que las niñas y también se observa una predisposición familiar. (2)
En cuanto al grado y la simetría, el tórax en embudo puede variar mucho. Sin embargo, a menudo se produce un empeoramiento de los hallazgos con el crecimiento en la pubertad. (1,2) Mientras que las formas leves a menudo no provocan síntomas físicos, en las formas más graves se producen, entre otras cosas, limitaciones en la capacidad de carga física o dolores de espalda debido a posturas incorrectas resultantes. (1-4) Además de estos síntomas físicos, los aspectos psicológicos también son de particular importancia. Especialmente en la pubertad, se produce una disminución de la autoestima. Por lo tanto, entre otras cosas, se evitan frecuentemente las actividades sociales. Esto representa una fuerte carga psicológica para los afectados, pero también para sus familiares, y es, por consiguiente, una de las principales razones para decidirse por una corrección del tórax en embudo. (5)
Terapia del tórax en embudo
Para la terapia están disponibles varios métodos, todos ellos tienen en común la importancia de una fisioterapia acompañante. En formas leves, se puede lograr una mejora de la depresión mediante la aplicación diaria de una campana de succión. Especialmente en niños, esto puede ser un inicio de terapia sensato. (2) Las deformaciones asintomáticas pueden corregirse estéticamente mediante implantes de silicona. (6)
El método mínimamente invasivo según Nuss (MIRPE) se ha establecido entretanto como el estándar de oro del tratamiento quirúrgico. (1,2,8) Aunque se trata de un procedimiento relativamente seguro, las complicaciones raras tienen en parte consecuencias graves. (1,6,8) Para mejorar la seguridad, el procedimiento original se ha complementado con procedimientos adicionales. Mediante diversas técnicas de elevación, como el uso intraoperatorio de la campana de succión o la colocación de ganchos en el esternón, se puede facilitar, especialmente en casos graves, la penetración del mediastino y reducir el riesgo de lesión de estructuras mediastinales. Además, la operación debería realizarse bajo control toracoscópico constante para permitir un procedimiento dirigido y más seguro. (6)
El tórax en embudo en adultos
La cuestión del momento adecuado para la operación se discute constantemente. Esto se debe principalmente al hecho de que el cartílago se osifica con la edad creciente y el tórax en adultos es más rígido que en niños y adolescentes. En consecuencia, la MIRPE se indicó inicialmente en niños y adolescentes. (1) Sin embargo, investigaciones crecientes muestran que también en adultos se pueden lograr resultados buenos a muy buenos. (7,8) Para ello, suele ser necesario introducir más de una barra (método de barra cruzada) para estabilizar la mayor resistencia del tórax. En general, en adultos se observa una mayor incidencia de complicaciones postoperatorias como neumotórax, derrame pleural, infección de la herida y dislocaciones de la barra hasta la necesidad de revisión. (6) En publicaciones individuales se muestran indicios de que en adultos el método semiabierto MOVARPE puede llevar a resultados de corrección aún mejores. (8)
Para evitar en consecuencia complicaciones operatorias, es aconsejable tratar el tórax en embudo de forma temprana. Para la realización de la MIRPE se ha demostrado un rango de edad de aproximadamente 13-16 años. (1) Mediante la intervención aún antes de la finalización del crecimiento, se pueden evitar posturas incorrectas y para las funciones fisiológicas del corazón y los pulmones hay de nuevo suficiente espacio disponible. De este modo, posiblemente se puede mejorar el crecimiento, que en parte está restringido como consecuencia. (6) Particularmente importante es también aquí que se promueve el bienestar emocional y una intervención oportuna contribuye a un desarrollo psíquico normal de los niños. (5,6)