Evidencia - Prótesis de bifurcación endovascular en AAA infrarrenal con aneurisma simultáneo de la A. ilíaca común derecha (EVAR con rama lateral ilíaca)

  1. Resumen de la literatura

    Enfermedades aneurismáticas del segmento vascular aortoiliaco

    1. Aneurisma aórtico abdominal

    La dilatación permanente del diámetro vascular al 1,5 veces el normal se define como aneurisma. El diámetro transversal medio de la aorta infrarrenal sana es de aproximadamente 1,93 cm en hombres y aproximadamente 1,67 cm en mujeres [1]. A partir de un diámetro de 3,0 cm, según el consenso internacional, existe un aneurisma aórtico abdominal (AAA).

    Epidemiología y etiología

    La localización más frecuente de los aneurismas aórticos es el segmento aórtico abdominal con un 40 – 60 %, en el que en el 5 % de los casos se incluyen las salidas de las arterias renales.

    Estudios basados en la población revelaron una prevalencia del AAA del 4 al 7,6 % en el grupo de hombres mayores de 50 años y aproximadamente el 1,3 % en mujeres de la misma edad [2, 3]. Los hombres se ven afectados de manera significativamente más frecuente en una proporción de 6:1. Según grandes estudios de registros internacionales, la mortalidad perioperatoria total se sitúa entre el 1,6 % en AAA intacto (iAAA) y el 31,6 % en AAA roto (rAAA) [4]. Con una letalidad de hasta el 90 %, el pronóstico del rAAA es particularmente malo, por lo que se requieren estrategias efectivas para el tratamiento electivo en la fase no rota [5].

    Los factores de riesgo más importantes para el desarrollo del AAA son el tabaquismo, antecedentes familiares positivos, edad y aterosclerosis. El factor de riesgo más significativo, con una odds ratio de 5,07, es el consumo de nicotina [3].

    Diagnóstico       

    A menudo, el AAA se descubre como un hallazgo incidental en exámenes de rutina o en el marco de programas de cribado y no es infrecuente que permanezca clínicamente silente hasta la rotura. En presencia de un AAA de 3 cm, el examen clínico proporciona indicios de la presencia de un AAA solo en el 29 % [6]. El estándar de oro para el diagnóstico y la planificación terapéutica del AAA es la tomografía computarizada en espiral con contraste (sensibilidad 93-100 %, especificidad hasta el 96 %). Teniendo en cuenta la alta dosis de radiación de una TC (27,4 mSv en tres fases, radiografía panorámica abdominal para comparación: aproximadamente 2 mSv), el examen de RM representa una alternativa equivalente, especialmente en el control postoperatorio, con una sensibilidad del 96 % y una especificidad de hasta el 100 % [7, 8]. Para exámenes iniciales y de cribado de la aorta abdominal, se considera la ecografía dúplex codificada por color, que, dependiendo de la experiencia del examinador, tiene una sensibilidad o especificidad de hasta el 100 % [9].

    Terapia

    Además de un tratamiento conservador o medicamentoso para optimizar los factores de riesgo, para la terapia invasiva del AAA están disponibles el reemplazo aórtico abierto („open aortic repair“ OAR) y el procedimiento endovascular („endovascular aortic repair“, EVAR). El procedimiento debe elegirse de manera individual y tener en cuenta las circunstancias individuales del paciente (enfermedades subyacentes, esperanza de vida, deseo del paciente).

    La indicación se orienta básicamente en el riesgo de rotura existente. Este es inferior al 1 % por año en AAA con un diámetro de 4,4 cm y aumenta significativamente a partir de 5 cm. A partir de un diámetro de AAA superior a 5 cm, el riesgo anual de rotura es de aproximadamente el 11 % [10, 11]. En el tratamiento electivo de un AAA, al riesgo individual de rotura se opone una mortalidad a 30 días de aproximadamente el 1,8 % en EVAR y el 4,3 % en OAR [12]. La „ventaja temprana de EVAR“ se anula en el curso a largo plazo, de modo que ambos procedimientos tienen un resultado a largo plazo equivalente [13]. De ello se deduce que el riesgo quirúrgico electivo en AAA < 5 cm es mayor que el riesgo anual de rotura, por lo que la indicación para la exclusión del aneurisma solo se aplica a partir de 5 – 5,5 cm. Los aneurismas pequeños < 5 cm muestran una tasa de crecimiento anual media de aproximadamente 0,21 cm, por lo que deben realizarse controles ecográficos dúplex en intervalos de 6 o 12 meses [11, 14]. Las molestias que se pueden atribuir a un AAA, así como una progresión rápida del tamaño superior a 0,5 cm en 6 meses, se asocian con un riesgo de rotura significativamente aumentado y, por lo tanto, representan una indicación absoluta de tratamiento.

    Durante mucho tiempo, el reemplazo aórtico quirúrgico abierto según Creech representó la terapia estándar del AAA [15], para la que están disponibles prótesis tubulares y en Y, parcialmente recubiertas, de Dacron o PTFE. En tres grandes estudios aleatorizados, la mortalidad a 30 días se indicó como 3,0 % (OVER, EE.UU.), 4,3 % (EVAR-1, Reino Unido) y 4,6 % (DREAM, Países Bajos). La mortalidad, la tasa de revisiones y la letalidad son significativamente más bajas cuando la intervención se realiza en centros vasculares especializados: La mortalidad perioperatoria es de aproximadamente el 2,2 % en cirujanos vasculares, el 4,0 % en cirujanos cardíacos y el 5,5 % en cirujanos generales [16, 17]. De particular importancia para la mortalidad perioperatoria son sobre todo las complicaciones cardiopulmonares, la insuficiencia renal, las complicaciones hemorrágicas y las infecciones.

    Tras la primera descripción del procedimiento en 1988 por Nikolay Volodos [18], se produjo un aumento continuo de los procedimientos EVAR en todo el mundo. En 2010, la proporción de EVAR en EE.UU. era del 74 % [19] y en 2012 en Alemania de aproximadamente el 73 % [20]. Si se puede realizar un EVAR depende, entre otras cosas, de las condiciones anatómicas y la morfología del AAA, así como de los vasos de acceso. Para condiciones anatómicas complejas, ahora están disponibles endoprótesis „custom-made“ con fenestraciones y recortes, p. ej., para las salidas de los vasos viscerales. Su uso debe reservarse a centros especializados, ya que la tasa de mortalidad correlaciona significativamente con el número de casos tratados [17, 21].

    2. Aneurisma ilíaco

    Los aneurismas ilíacos pueden aparecer en el área de todos los vasos pélvicos, pero en la mayoría de los casos afecta a la A. iliaca communis. Muy frecuentemente existe una asociación con aneurismas aórticos abdominales. Aproximadamente el 16–20 % de los pacientes con aneurisma abdominal también presentan un aneurisma ilíaco [22, 23]. Los aneurismas ilíacos aislados son claramente más raros (2 %) y afectan entonces por regla general a la A. iliaca communis [24].

    En cuanto al riesgo de rotura de los aneurismas ilíacos, los datos en la literatura son variables [25]. McCready et al. pudieron determinar en su análisis que el diámetro medio tanto de aneurismas ilíacos sintomáticos como rotos era de 7,8 cm [24]. Huang et al. observaron un diámetro mediano de aneurismas ilíacos rotos de 6 cm y Lowry et al. de 7,5 cm. Sin embargo, en todas las publicaciones se observó que el rango en el tamaño de los aneurismas rotos es grande (3,5–18 cm), pero una rotura solo ocurre raramente < 4 cm [26, 27].

    A diferencia de los AAA, los aneurismas ilíacos causan con mayor frecuencia molestias clínicas. Se observan síntomas en más del 60 % de los pacientes [28]. Lo más frecuente son dolores por compresión de estructuras adyacentes. En particular, el aneurisma sintomático de la A. iliaca interna muestra frecuentemente signos de un síndrome de compresión neurológico con dolores lumbosacros o ciáticas (18 %), molestias abdominales (32 %), dolores inguinales (12 %), molestias de cadera y glúteos (8 %), molestias urogenitales hasta el fallo renal por congestión (28 %).

    El análisis de la literatura actual habla a favor de que el riesgo de rotura para aneurismas más pequeños se puede clasificar como extremadamente bajo. Solo al superar el límite de 3 cm parece aumentar significativamente el riesgo de rotura [29].

    La terapia quirúrgica representó en el pasado el „estándar de oro“ en el tratamiento de los aneurismas ilíacos. Se realiza en función de la localización (aorta, A. iliaca communis, externa e interna) mediante interposición de una prótesis vascular, preferentemente mediante reconstrucción aorto-(bi)ilíaca ± revascularización (o ligadura) de la A. iliaca interna a través de un acceso retro- o transperitoneal. En el tratamiento de los aneurismas ilíacos, las técnicas endovasculares han ganado cada vez más importancia en las últimas décadas. Mientras que en el pasado los aneurismas aortoiliacos complejos en rotura se trataban casi exclusivamente de forma abierta, ahora se elige cada vez más un procedimiento endovascular también en el tratamiento de urgencia [27, 29].

  2. Estudios en curso actualmente sobre este tema

  3. Literatura sobre este tema

    1. Rogers IS et al. Distribución, determinantes y valores de referencia normales de los diámetros aórticos torácicos y abdominales por tomografía computarizada (del Estudio del Corazón de Framingham). Am J Cardiol. 2013;111:1510–6.

    2. Guirguis-Blake JM et al. Detección por ultrasonografía de aneurismas aórticos abdominales: una revisión sistemática de evidencia para el Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de EE.UU. Ann Intern Med. 2014;160:321–9.

    3. Lederle FA et al. El programa de detección del estudio de detección y manejo de aneurismas: cohorte de validación y resultados finales. Investigadores del Estudio Cooperativo de Asuntos de Veteranos de Detección y Manejo de Aneurismas. Arch Intern Med. 2000;160:1425–30.

    4. Mani K et al. Tratamiento del aneurisma aórtico abdominal en nueve países 2005-2009: un informe vascunet. Eur J Vasc Endovasc Surg. 2011;42:598–607.

    5. Fleming C et al. Detección de aneurisma aórtico abdominal: una revisión sistemática de la mejor evidencia para el Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de EE.UU. Ann Intern Med. 2005;142:203–11.

    6. Lederle FA et al. El examen clínico racional. ¿Este paciente tiene aneurisma aórtico abdominal? JAMA. 1999;281:77–82.

    7. Buffa V et al. TC de doble fuente y doble energía: reducción de dosis después de la reparación endovascular de aneurisma aórtico abdominal. Radiol Med. 2014 Jul 2.

    8. Cantisani V et al. Análisis comparativo prospectivo de ultrasonido con Doppler en color, ultrasonido con contraste, tomografía computarizada y resonancia magnética en la detección de endofuga después de la reparación endovascular de aneurisma aórtico abdominal. Eur J Vasc Endovasc Surg. 2011;41:186–92.

    9. LeFevre ML; Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de EE.UU. Detección de aneurisma aórtico abdominal: declaración de recomendación del Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de EE.UU. Ann Intern Med. 2014;161:281–90.

    10. Scott RA et al. Tasas de ruptura de aneurisma aórtico abdominal: un seguimiento de 7 años de toda la población de aneurismas aórticos abdominales detectados por detección. J Vasc Surg. 1998;28:124–8.

    11. Reed WW et al. Aprendiendo de la última ultrasonografía. Un estudio basado en la población de pacientes con aneurisma aórtico abdominal. Arch Intern Med. 1997;157:2064–8.

    12. Greenhalgh RM et al. Reparación endovascular versus reparación abierta de aneurisma aórtico abdominal. N Engl J Med. 2010;362:1863–71.

    13. Lederle FA et al. Comparación a largo plazo de la reparación endovascular y abierta de aneurisma aórtico abdominal. N Engl J Med. 2012:36:1988-97.

    14. Moll FL et al. Manejo de aneurismas aórticos abdominales guías de práctica clínica de la Sociedad Europea de Cirugía Vascular. Eur J Vasc Endovasc Surg. 2011;41 Suppl 1:S1–S58.

    15. Creech O Jr. Endo-aneurismorrafia y tratamiento de aneurisma aórtico. Ann Surg. 1966;164:935–46.

    16. Hawkins AT et al. El efecto de la especialización del cirujano en los resultados después de la reparación de aneurisma aórtico abdominal roto. J Vasc Surg. 2014;60:590–6.

    17. Dimick JB et al. La especialidad del cirujano y los volúmenes de proveedores están relacionados con el resultado de la reparación de aneurisma aórtico abdominal intacto en los Estados Unidos. J Vasc Surg. 2003;38:739–44.

    18. Volodos NL et al. Un caso de endoprótesis transfemoral distante de la arteria torácica utilizando una prótesis sintética auto-fijante en aneurisma traumático]. Grudn Khir. 1988;(6):84–6.

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    20. Debus ES et al. Sobre el tratamiento del aneurisma aórtico abdominal en Alemania. Gefässchirurgie. 2014;19:412–21.

    21. Holt PJ et al. Efecto de la reparación de aneurisma endovascular en la relación volumen-resultado en la reparación de aneurismas. Circ Cardiovasc Qual Outcomes. 2009;2:624–32.

    22. Armon MP et al. Aneurismas de la arteria ilíaca común en pacientes con aneurismas aórticos abdominales. Eur J Vasc Endovasc Surg 1998;15:255–257.

    23. Brunkwall J et al. Aneurismas solitarios del sistema arterial ilíaco: una estimación de su frecuencia de ocurrencia. J Vasc Surg 1989;10:381–384.

    24. McCready RA et al. Aneurismas aislados de la arteria ilíaca. Surgery 1983;93:688–693

    25. Richardson JW et al. Historia natural y manejo de aneurismas ilíacos. J Vasc Surg 1988;8:165–171.

    26. Lowry SF et al. Aneurismas aislados de la arteria ilíaca. Arch Surg 1978;113:1289–1293.

    27. Huang Y et al. Aneurisma de la arteria ilíaca común: tasa de expansión y resultados de la reparación quirúrgica abierta y endovascular. J Vasc Surg 2008;47:1203–1211.e2.

    28. Krupski WC et al. Manejo contemporáneo de aneurismas ilíacos aislados. J Vasc Surg 1998;28:1–13.

    29. Laine MT et al. Pocos aneurismas de la arteria ilíaca interna se rompen por debajo de 4 cm. J Vasc Surg 2017;65:76–81.

  4. Revisiones

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    Bergqvist D, Mani K, Troëng T, Wanhainen A. Tratamiento de aneurismas aórticos registrados en Swedvasc: desarrollo reflejado en un registro vascular nacional con una cobertura casi del 100%. Gefasschirurgie. 2018;23(5):340-345.

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    Zhou KZ, Maingard J, Phan K, Kok HK, Lee MJ, Brooks DM, Chandra RV, Hirsh JA, Asadi H. Los 100 artículos más citados en el tratamiento endovascular de aneurismas aórticos torácicos y abdominales. J Vasc Surg. 2018 Nov;68(5):1566-1581. 

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