Con una prevalencia del 2 al 3 %, el dedo en resorte, también conocido como dedo en gatillo, dedo saltador o tendovaginitis estenosante, es una afección común de la mano. Los diabéticos tienen un riesgo 10 veces mayor de desarrollar un dedo en resorte. La amiloidosis, mucopolisacaridosis, hipotiroidismo, gota, insuficiencia renal y artritis reumatoide son otras enfermedades predisponentes [1, 2, 3].
Un desequilibrio entre el diámetro del ligamento anular y el diámetro del tendón flexor, incl. su vaina tendinosa, es la causa más frecuente del fenómeno de gatillo. La afección se presenta con mayor frecuencia en mujeres (75 %) de entre 52 y 62 años, afectando predominantemente el pulgar y el dedo anular [1, 3].
La tendovaginitis estenosante puede reconocerse como enfermedad profesional y se presenta con frecuencia cuando los flexores de la mano están sobrecargados (p. ej., pianistas, deportistas, artesanos, trabajos intensivos con PC).
Debido a microtraumatismos repetidos, se producen pequeñas lesiones en los tendones flexores, lo que provoca una reacción inflamatoria y conduce a nódulos tendinosos palpables. A partir de un cierto tamaño de los nódulos, el tendón flexor afectado no puede deslizarse más a través del ligamento anular A1 (ligamentum anulare) y se engancha. Los pacientes se quejan de dolores y muestran el típico fenómeno de chasquido, enganche y/o pérdida del movimiento activo del dedo afectado [1, 3, 4].
Los tumores en los tendones o los gangliones pueden ser otras causas, aunque raras, del dedo en resorte. En la gran mayoría de los casos, el dedo en resorte es consecuencia de una sobrecarga repetitiva.
El diagnóstico se realiza clínicamente. A la altura del ligamento anular A1 hay una hinchazón nodular, generalmente sensible a la presión, del tendón flexor palpable. El fenómeno de chasquido doloroso se produce cuando el dedo afectado se flexiona y se extiende. Se puede realizar una ecografía como examen complementario. En caso de sospecha de un cambio tumoral, una resonancia magnética es útil, las radiografías son en general prescindibles.
Antiinflamatorios, férulas de extensión [4, 5], fisioterapia, tratamiento de puntos gatillo, ejercicios de movilización y estiramiento, iontoforesis y terapia de ondas de choque [1, 6, 7, 8], así como la infiltración de la vaina tendinosa con corticosteroides, se consideran medidas conservadoras. Los factores desencadenantes como tocar un instrumento, deporte y actividades artesanales deben evitarse hasta que los síntomas no se presenten más. Al practicar un instrumento musical, la modificación de las técnicas de práctica bajo la guía de un terapeuta (musical) experimentado representa otra opción de tratamiento conservador.
En 1953, Bunnell informó por primera vez sobre una inyección de corticosteroides para el tratamiento del dedo en resorte [9]. En la infiltración, se instila con cuidado una mezcla de un anestésico local y un corticosteroide en la vaina tendinosa bajo condiciones estériles (¡no en el tendón!).
En hasta el 90 % de los pacientes, un tratamiento de infiltración de 1 a 2 veces puede resolver el problema a largo plazo. Una semana después de la infiltración, los pacientes notan ya una reducción del dolor y la desaparición del fenómeno de chasquido se presenta con frecuencia después de 3 semanas [8, 10].
Si el régimen de terapia conservadora no conduce a ningún éxito, puede ser necesario una división quirúrgica del ligamento anular en anestesia local, con o sin manguito de isquemia, [11]. Las tasas de éxito de los procedimientos abiertos son del 99 % [9], la ausencia de recidivas es de 14,3 años [3].
Recientemente se publicó una operación percutánea mínimamente invasiva con una aguja especial, como era de esperar, no hay resultados a largo plazo [12].