La hepaticoyeyunostomía de extremo a lado con un asa yeyunal superior excluida del tránsito según Roux-en-Y representa el estándar de oro de la anastomosis biliodigestiva.
El éxito de las anastomosis hepatobiliares se ve influido por el diámetro del conducto biliar y el segmento a anastomosar. También es decisivo si se trata de una intervención inicial o de revisión, y si existe una infección concomitante de los conductos biliares.
El diagnóstico preoperatorio exacto de la anatomía de las vías biliares es indispensable para una cirugía de las vías biliares sin complicaciones. En cuanto a los procedimientos reconstructivos derivativos, la hepaticoyeyunostomía se ha establecido como estándar. En este caso, la anastomosis biliodigestiva se realiza preferentemente por encima de la inserción del conducto cístico y aproximadamente 2-3 cm por debajo de la bifurcación hepática.
La razón de esta indicación de altura radica en la perfusión arterial del DHC. Por lo tanto, un muñón corto está mejor irrigado arterialmente que uno largo. La diatermia debe aplicarse con extrema precaución debido a la necrosis tisular. Las hemorragias en el DC/DHC deben tratarse por lo tanto con ligaduras de puntada fina.
En la sutura de la anastomosis biliodigestiva con suturas de nudos individuales, como particularidad, los nudos quedan parcialmente en el lumen. Antes de finalizar la sutura de la pared anterior, en todos los casos se debe comprobar la permeabilidad de la anastomosis (p. ej., mediante pinza de Overholt).
Con suturas de nudos individuales, la tasa de insuficiencia parece aumentada, mientras que con sutura continua aumenta la tasa de estenosis. Sin embargo, no existen estudios aleatorizados sobre esta cuestión (¿sutura de nudos individuales o sutura continua?).
La anastomosis debe realizarse con material de sutura fino, reabsorbible y monofilamento (PDS de grosor 5/0 o 6/0).
Las lesiones simultáneas del conducto hepático común (DHC) y de la arteria hepática derecha se asocian con una tasa de insuficiencia significativamente mayor después de la hepaticoyeyunostomía.
La creación de un llamado «estoma de inspección» en el sentido de una hepaticoyeyunostomía Roux-en-Y modificada ofrece la posibilidad de realizar controles endoscópicos y radiológicos después de resecciones de las vías biliares. Las indicaciones para esto son lesiones complejas de las vías biliares, resecciones tumorales con margen de resección no seguramente libre de tumor, así como la formación recurrente de lodo intrahepático o colelitiasis.
En la estenosis maligna de las vías biliares, la anastomosis biliodigestiva representa, debido a las bajas tasas de complicaciones y letalidad actuales, especialmente en pacientes en buen estado general y sin metástasis a distancia manifiestas, una terapia paliativa extremadamente eficiente. La prevención segura de una obstrucción duodenal mediante la creación simultánea de una gastroenterostomía y el drenaje biliar libre a más largo plazo pueden aportar ventajas frente a los procedimientos endoscópicos, especialmente en pacientes con una probabilidad de supervivencia superior a seis meses. Sin embargo, es decisivo la interacción de las posibilidades terapéuticas operativas con las endoscópicas para lograr la terapia paliativa óptima para cada paciente individual.
Debido a la anatomía alterada postoperatoriamente (¡el acceso endoscópico a la anastomosis biliodigestiva solo es posible vía anastomosis en el pie!), la tasa de CPRE realizadas con éxito de manera endoscópica convencional es comparativamente baja. La enteroscopia de balón simple representa aquí una alternativa prometedora y con pocas complicaciones. Con la experiencia correspondiente, mediante el uso de la CPRE asistida por SBE se pueden evitar procedimientos más invasivos como la CPT o un procedimiento quirúrgico.