Tumores malignos del esófago:
- Carcinomas (carcinomas de células escamosas, adenocarcinomas)
- Sarcomas (raros)
Estenosis benignas de largo trayecto:
- Corrosiones (ácido/lejía)
Tumores malignos del esófago:
Estenosis benignas de largo trayecto:
Aseguramiento bióptico
En primer lugar, se realiza la aclaración endoscópica del diagnóstico con aseguramiento bióptico. Aquí se debe obtener claridad mediante una biopsia sobre si se trata de un tumor maligno de adenocarcinoma o carcinoma de células escamosas del esófago. Frecuentemente, esta diferenciación ya se ha realizado en la primera endoscopia. Sin embargo, siempre quedan casos en los que la diferenciación no ha sido clara, por lo que son necesarias rebiopsias. Además, en el adenocarcinoma se debe aclarar si se trata de un carcinoma de Barrett o más bien de un carcinoma de cardias.
El procedimiento posterior se orienta en este diagnóstico histológico:
Imagen por PET
Una importancia cada vez mayor en la investigación de estadiaje preoperatorio ha adquirido recientemente la imagen por PET, preferentemente en forma de PET-TC. La PET-TC permite, además de la identificación de metástasis distantes, también la evaluación de la intensidad del metabolismo tumoral y permite por lo tanto, especialmente en una decisión a favor de una terapia neoadyuvante, una evaluación temprana de la respuesta con las correspondientes consecuencias terapéuticas.
Un diagnóstico de colon de rutina, p. ej., mediante colonoscopia para el uso del colon como posible órgano de reemplazo no parece necesario.
Evaluación de riesgo preoperatorio
Dado que se trata de pacientes que padecen un carcinoma de células escamosas del esófago o aquellos con un carcinoma de Barrett, de poblaciones completamente diferentes, las investigaciones necesarias con respecto a la evaluación de riesgo preoperatorio también son diferentes en las dos entidades tumorales. En ambos grupos se debe asumir abuso de alcohol y nicotina. De esto resultan claras deterioros de la función pulmonar y hepática (EPOC, fibrosis pulmonar, esteatosis hepática, cirrosis hepática). Las investigaciones preoperatorias correspondientes como diagnóstico de función pulmonar así como aclaración de los parámetros de función hepática en suero (albúmina, CHE, Quick, y-GT, AP, bilirrubina, plaquetas, etc.) son necesarias. Los pacientes con un carcinoma de Barrett tienen en cambio frecuentemente una anamnesis de reflujo de larga data y en general son obesos. Un índice de masa corporal de más de 25 incluso se discute como causal para el desarrollo de un carcinoma de Barrett. El sobrepeso y la edad de estos pacientes son responsables de una alta tasa de enfermedades cardíacas concomitantes. En estos pacientes se debe contar en aproximadamente el 30% de los casos con una enfermedad coronaria, que debe aclararse (ergometría, ecocardiograma, en su caso escintigrafía miocárdica) y en su caso tratarse preoperatoriamente (examen con catéter cardíaco). En general, el riesgo operatorio puede determinarse mediante un score (el llamado Bartels Score), y hace así la evaluación de riesgo objetiva.
La preparación operatoria debería realizarse lo más pronto posible después de la indicación. Especialmente en pacientes deshidratados y caquécticos debería realizarse inicialmente una ingesta preoperatoria de líquidos y calorías o una nutrición hipercalórica. Al mismo tiempo debería realizarse una preparación física intensivaespecialmente en el sentido de gimnasia respiratoria así como abstinencia de nicotina.
En cuanto a la terapia nutricional véase arriba.
No son necesarias preparaciones preoperatorias especiales, como por ejemplo medidas intensivas de laxantes, son no requeridas. El paciente solo debe mantenerse en ayunas preoperatorio de manera estándar, tal como sea requerido anestesiológicamente (mínimo 2 – 6 h).
Complicaciones intraoperatorias específicas:
Complicaciones postoperatorias específicas:
Riesgos generales:
En operaciones oncológicas:
Antes de la inducción de la anestesia, se coloca un catéter epidural en el paciente despierto y cooperativo, que se utiliza tanto para la analgesia intraoperatoria como para la terapia del dolor postoperatoria. La intubación del paciente se realiza con un tubo de doble lumen, que intraoperatoriamente permite la ventilación unipulmonar izquierda para la parte torácica de la esofagectomía y así permite la compresión del pulmón derecho para una mejor exploración del mediastino.
Dado que el procedimiento quirúrgico de la esofagectomía transtorácica consta de 2 pasos parciales, la parte abdominal y la parte torácica derecha, el paciente debe colocarse inicialmente en decúbito supino, posteriormente en decúbito lateral izquierdo.
Existen 2 variantes diferentes del posicionamiento:
El cirujano se sitúa en general en el lado derecho del paciente, la enfermera instrumentista se sitúa en el lado izquierdo del paciente con una mesa de instrumentos pasada por debajo de la mesa de operaciones a la altura de la pelvis del paciente.
El 1.er asistente se sitúa frente al cirujano, el 2.º asistente se sitúa a la izquierda junto al cirujano.
Pantallas OP/Sistemas de sujeción:
Otro material/instrumental:
Tratamiento médico postoperatorio:
Es decisivo una extubación postoperatoria temprana así como una terapia del dolor suficiente (¡analgesia epidural!). Siga aquí el enlace a PROSPECT (Procedures Specific Postoperative Pain Management).
Siga aquí el enlace a la guía actual Tratamiento de dolores perioperatorios agudos y postraumáticos.
Profilaxis de trombosis:
La profilaxis de trombosis se realiza con una heparina de bajo peso molecular.
Siga aquí el enlace a la guía actual Profilaxis de la tromboembolia venosa (TEV).
Movilización:
El paciente se moviliza en el borde de la cama la noche después de la extubación, el 2.º y 3.º día fuera de la cama.
Fisioterapia:
El/la fisioterapeuta ayuda en esta movilización y realiza además una gimnasia respiratoria intensiva.
Construcción de la dieta:
En nuestro procedimiento propio dejamos que el paciente beba té a sorbos ya en el 1.er día postoperatorio, en el 2.º día p.o. 3 tazas de té y en el 3.º día p.o. beber libremente. La construcción de la dieta se inicia tradicionalmente después de 3 – 4 días con sopa con precaución. La yeyunostomía por catéter se puede cargar a partir del 2.º día postoperatorio con té 30ml/h, a partir del 3.º día postoperatorio consistir en la mitad de té, en la mitad de solución de nutrición enteral y aumentarse en la cantidad.
En caso de anomalías del paciente (fiebre, leucocitosis, sintomatología abdominal atípica) o decoloración del líquido de drenaje de los drenajes torácicos se debe pensar en una insuficiencia de la anastomosis, que se aclara mejor en caso de anastomosis intratorácica alta mediante una endoscopia.
Regulación de las heces:
Si la evacuación intestinal no se inicia por sí sola después de 3 – 4 días, se puede ayudar con un laxante suave.
Incapacidad laboral:
La incapacidad laboral abarca por regla general un mínimo de 4 semanas.