Evidencia - Exclusión intervencionista de un endoleak tipo Ia en estado post tratamiento endoluminal de un aneurisma de la arteria ilíaca interna bilateral.

  1. Resumen de la literatura

    Un endoleak se define como un flujo sanguíneo persistente fuera del lumen del endoinjerto, pero dentro del saco aneurismático, demostrado por un examen de imagen [1]. La clasificación de endoleak se puede realizar según Veith et al. [2].

    Tipo I

    falta de sellado de las zonas de aterrizaje

    • A: anclaje proximal
    • B: anclaje distal
    • C: oclusor ilíaco en endoinjerto aorto-ilíaco y bypass cruzado femoro-femoral

    Tipo II

    flujo sanguíneo retrógrado en el saco aneurismático a través de colaterales (generalmente A. mesentérica inferior y arterias lumbares, ocasionalmente arteria renal accesoria)

    • A: un solo vaso
    • B: múltiples vasos

    Tipo III

    • A: desconexión de partes de la prótesis
    • B: defecto en el material del injerto

    Tipo IV

    porosidad del material del injerto (generalmente autolimitante)

    Tipo V

    endotensión (crecimiento del aneurisma sin detección de endoleak)

    Los endoleaks se pueden dividir en tres grupos según su aparición temporal [3]:

    • endoleak temprano: dentro de las 24 horas
    • endoleak intermedio: del 1.º al 90.º día postintervención
    • endoleak tardío: después de 90 días

    Endoleak tipo I

    En los endoleaks tipo I existe un aumento significativo de la presión en el saco aneurismático con el correspondiente riesgo de rotura. La incidencia de endoleaks tipo 1a aumenta en:

    • cuello aneurismático corto (< 15 mm)
    • diámetro de cuello ancho (> 32 mm)
    • un cuello aneurismático que se ensancha distalmente
    • una angulación aumentada (> 60 grados)
    • calcificaciones y material trombótico en el área de las zonas de aterrizaje

    Por lo tanto, los endoleaks tipo I deben eliminarse en la medida de lo posible antes de que los pacientes abandonen la sala de intervenciones [5, 6], lo que no siempre se logra. En un estudio de cohortes del Vascular Study Group of New England (VSGNE), de 2402 pacientes tratados electivamente con EVAR, 80 pacientes (3,3 %) presentaron un endoleak tipo I persistente [6]. Los pacientes con endoleak tipo I mostraron una mayor mortalidad hospitalaria en comparación con otros, pero no difirieron en la mortalidad a 1 año y en el 94 % el endoleak se resolvió después de 1 año sin intervención. Experiencias similares fueron reportadas por otros estudios [7]. Si la eliminación de un endoleak tipo I no se logra intraintervencionadamente, según los datos mencionados, se puede esperar inicialmente, pero los pacientes deben ser monitoreados cuidadosamente. El aumento de tamaño del saco aneurismático se puede controlar ecográficamente con la experiencia adecuada, intervalos de control trimestrales parecen adecuados.

    Los endoleaks tipo I tempranos se pueden someter a un remodelado con balón, también se utilizan los llamados manguitos de extensión y stents metálicos desnudos. Endoluminalmente existe la posibilidad de fijar partes del stentgraft a la pared vascular mediante un grapador o anclajes endo [8].

    En fases tardías con endoleak tipo I persistente, se puede intentar llenar el lumen entre el endoinjerto y la pared vascular con embolizantes. En caso de diámetro aneurismático progresivo adicional, se considera la extensión de la zona de aterrizaje proximal o distal mediante prótesis de stent o el tratamiento quirúrgico abierto.

    Endoleak tipo II

    Existe una revisión sistemática sobre la importancia de los endoleaks tipo II basada en 32 estudios retrospectivos no aleatorizados con 21.744 pacientes [9]. Se observaron endoleaks tipo II en el 10,2 % de los pacientes después de EVAR, se produjo una regresión espontánea en el 35,4 % de los casos. En 14 pacientes (0,9 %) con endoleak tipo II aislado se observó una rotura de aneurisma, aunque en 6 de estos pacientes no hubo expansión del aneurisma. De 393 intervenciones por endoleak tipo II, el 28,5 % no tuvieron éxito. Los autores de la revisión concluyeron que el manejo conservador en endoleak tipo II es seguro, lo que coincide con los datos de otros estudios [10]. Otra revisión sistemática no pudo determinar un límite a partir del cual un endoleak tipo II requiere intervención [11]. Teniendo en cuenta la rareza de un aumento de tamaño del saco aneurismático y la rotura en endoleak tipo II, se habla de una "complicación benigna", cuyo tratamiento debe decidirse individualmente. A esta conclusión llega también un estudio retrospectivo de 2014 [12].

    Arterias lumbares de calibre grueso pueden llevar a endoleaks tipo II [13], al igual que una A. mesentérica inferior fuerte. Para el tratamiento de los endoleaks se considera la embolización de los vasos mencionados mediante microcatéter. Después de EVAR, el acceso a la A. mesentérica inferior se realiza a través de la anastomosis de Riolan con sondaje de la A. mesentérica superior, las arterias lumbares se alcanzan a través de la circulación colateral de la A. ilíaca interna. La embolización a menudo debe repetirse, ya que después del cierre de los vasos se produce la apertura de otros circuitos colaterales. Si no hay acceso arterial disponible, la terapia también se puede realizar mediante punción directa del saco aneurismático y localización del endoleak (desde dorsal en anestesia local) [14]. La transección mínimamente invasiva con grapadora de la A. mesentérica inferior es también una opción terapéutica. La tasa de éxito del tratamiento intervencionista de endoleaks tipo II es del 60 al 80 %. Si no es posible eliminar intervencionistamente los vasos feeder y se observa un aumento de tamaño, está indicada la terapia quirúrgica.

    Endoleak tipo III

    La incidencia de fugas tipo III está por debajo del 4% en el control a 1 año [15, 16]. Las fugas van acompañadas de un mayor riesgo de rotura y deben tratarse de manera oportuna [17]. Para el tratamiento, el endoinjerto se reviste total o parcialmente desde dentro con un segundo endoinjerto. Lo mismo se aplica a la desconexión de partes individuales del stentgraft. Las correcciones quirúrgicas abiertas son raramente necesarias.

    Endoleak tipo IV

    El endoleak tipo IV surge por una porosidad o fuga del endoinjerto. Típicamente, las fugas se presentan al final de la intervención en el marco del angiograma de control final como una nube de medio de contraste periprotésico que persiste varios segundos [17]. En la mayoría de los casos, las fugas se resuelven dentro de las 24 horas, tan pronto como el efecto de la heparina disminuye. Por regla general, los endoleaks tipo IV persistentes no requieren tratamiento [18]. Si contra lo esperado se produce un crecimiento aneurismático progresivo, es necesario un stent interno ("relining") del endoinjerto.

    Endoleak tipo V

    En este tipo de endoleak, también denominado endotensión, se produce un aumento continuo de tamaño del saco aneurismático sin que sea reconocible una salida de medio de contraste. Por regla general, estos endoleaks son autolimitantes. El aumento de tamaño y la rotura inminente requieren una reintervención, ya sea la implantación de una segunda endoprótesis dentro de la primera prótesis o también una reparación quirúrgica abierta.

  2. Estudios en curso actualmente sobre este tema

  3. Literatura sobre este tema

    1. Chaikof EL, Blankensteijn JD, Harris PL et al.; Comité Ad Hoc para Prácticas de Informes Estandarizados en Cirugía Vascular de la Sociedad para Cirugía Vascular/Asociación Americana para Cirugía Vascular. Estándares de informes para la reparación endovascular de aneurismas aórticos. J Vasc Surg 2002; 35: 1048-1060.

    2. Veith FJ, Baum RA, Ohki T et al.; Naturaleza y significado de las endofugas y la endotensión: resumen de opiniones expresadas en una conferencia internacional. J Vasc Surg 2002; 35: 1029-1035.

    3. Rand T, Uberoi R, Cil B, Munneke G, Tsetis D. Directrices de mejora de la calidad para la detección por imagen y el tratamiento de endofugas después de la reparación endovascular de aneurismas (EVAR). Cardiovasc Intervent Radiol 2013; 36: 35-45.

    4. Wyss TR, Brown LC, Powell JT, Greenhalgh RM. Tasa y predictibilidad de la ruptura del injerto después de la reparación endovascular y abierta de aneurismas aórticos abdominales: datos de los Ensayos EVAR. Ann Surg 2010; 252: 805-812.

    5. Chaikof EL, Brewster DC, Dalman RL, Makaroun MS, Illig KA, Sicard GA, Timaran CH, Upchurch GR Jr, Veith FJ; Sociedad para Cirugía Vascular. El cuidado de pacientes con aneurisma aórtico abdominal: las directrices de práctica de la Sociedad para Cirugía Vascular. J Vasc Surg 2009; 50(4 Suppl): S2-49.

    6. Tan TW, Eslami M, Rybin D, Doros G, Zhang WW, Farber A. Resultados de pacientes con endofuga tipo I al finalizar la reparación endovascular de aneurismas abdominales. J Vasc Surg 2016; 63: 1420-1427.

    7. Millen AM, Osman K, Antoniou GA, McWilliams RG, Brennan JA, Fisher RK. Resultados de endofugas intraoperatorias persistentes tipo Ia después de la reparación endovascular estándar de aneurismas. J Vasc Surg 2015; 61: 1185- 1191.

    8. Hogendoorn W, Schlösser FJ, Aruny JE, Indes JE, Sumpio BE, Muhs BE. Tratamiento exitoso de una endofuga proximal tipo I con EndoAnchors HeliFX. Ann Vasc Surg 2014; 28: 737.e13-7.

    9. Sidloff DA, Gokani V, Stather PW, Choke E, Bown MJ, Sayers RD. Endofuga tipo II: el manejo conservador es una estrategia segura. Eur J Vasc Endovasc Surg 2014; 48: 391-399.

    10. Walker J, Tucker LY, Goodney P, Candell L, Hua H, Okuhn S, Hill B, Chang RW. Endofuga tipo II con o sin intervención después de la reparación endovascular de aneurismas aórticos no cambia los resultados relacionados con el aneurisma a pesar del crecimiento del saco. J Vasc Surg 2015; 62: 551-561.

    11. Karthikesalingam A, Thrumurthy SG, Jackson D, Choke E, Sayers RD, Loftus IM, Thompson MM, Holt PJ. La evidencia actual es insuficiente para definir un umbral óptimo para la intervención en endofugas aisladas tipo II después de la reparación endovascular de aneurismas. J Endovasc Ther 2012; 19: 200-208.

    12. Cieri E, De Rango P, Isernia G, Simonte G, Ciucci A, Parlani G, Verzini F, Cao P. La endofuga tipo II es un marcador enigmático e impredecible de peor resultado después de la reparación endovascular de aneurismas. J Vasc Surg 2014; 59: 930-937.

    13. Ward TJ, Cohen S, Patel RS, Kim E, Fischman AM, Nowakowski FS, Ellozy SH, Faries PL, Marin ML, Lookstein RA. Factores de riesgo anatómicos para endofuga tipo 2 después de EVAR: una revisión retrospectiva de angiografías por TC preoperatorias en 326 pacientes. Cardiovasc Intervent Radiol 2014; 37: 324-328.

    14. Moll RK, Range P, Schindler G. Inyección de trombina guiada por TC para el tratamiento del endoleak tipo 2 después de la terapia endovascular de aneurismas. Fortschr Röntgenstr 2005;177 – PO_240.

    15. Cao P, De Rango P, Verzini Fetal . Endofuga después de la reparación endovascular aórtica: clasificación, diagnóstico y manejo después de la reparación endovascular torácica y abdominal aórtica. JCardiovasc Surg(Torino) 2010 51:53–69.

    16. Skibba AA, Evans JR, Greenfield DT et al. Manejo del desacoplamiento tardío de componentes del endoinjerto aórtico principal y endofuga tipo IIIa encontrados con las plataformas Endologix Powerlink y AFX. JVascSurg2015 62(4):868–875.

    17. Chavan A (Hrsg). Intervenciones vasculares. 2017 Thieme, Stuttgart, NewYork

    18. Chen J, Stavropoulos SW. Manejo de endofugas. SeminInterventRadiol 2015 32:259–264

  4. Revisiones

    Ameli-Renani S, Morgan RA. Intervenciones secundarias después del sellado endovascular del saco aneurismático: embolización de endofugas y intervenciones relacionadas con las extremidades. Semin Vasc Surg. 2016 Mar;29(1-2):61-67.

    Belvroy VM, de Beaufort HWL, van Herwaarden JA, Trimarchi S, Moll FL, Bismuth  J. Endofugas de tipo 1B después de la reparación endovascular aórtica torácica están inadecuadamente reportadas: una revisión sistemática. Ann Vasc Surg. 2019 Aug 23. pii: S0890-5096(19)30606-5.

    Bianchini Massoni C, Perini P, Tecchio T, Azzarone M, de Troia A, Freyrie A. Una revisión sistemática de las modalidades de tratamiento y los resultados de la endofuga de tipo Ib después de la reparación endovascular de aneurismas abdominales. Vascular. 2018 Feb;26(1):90-98.

    Bryce Y, Schiro B, Cooper K, Ganguli S, Khayat M, Lam CK, Oklu R, Vatakencherry G, Gandhi RT. Endofugas de tipo II: algoritmo de diagnóstico y tratamiento. Cardiovasc Diagn Ther. 2018 Apr;8(Suppl 1):S131-S137.

    D'Oria M, Mastrorilli D. Historia natural, diagnóstico y manejo de las endofugas de tipo II después de la reparación endovascular aórtica (EVAR): revisión y actualización. Ann Vasc Surg. 2019 Jul 31. pii: S0890-5096(19)30504-7.

    Kontopodis N, Tavlas E, Papadopoulos G, Galanakis N, Tsetis D, Ioannou CV. ¿Embolización o cobertura simple para excluir la arteria ilíaca interna durante la reparación endovascular de aneurismas aorto-ilíacos? Revisión sistemática y metaanálisis de estudios comparativos. J Endovasc Ther. 2017 Feb;24(1):47-56.

    Kwon J, Dimuzio P, Salvatore D, Abai B. Incidencia de fracaso del injerto de stent por endofuga de tipo IIIB en la reparación endovascular contemporánea de aneurismas aórticos abdominales. J Vasc Surg. 2019 Aug 26. pii: S0741-5214(19)31633-7.

    Perini P, Bianchini Massoni C, Mariani E, Ucci A, Fanelli M, Azzarone M, Freyrie A. Revisión sistemática y metaanálisis del resultado de diferentes tratamientos para la endofuga de tipo 1a después de EVAR. Ann Vasc Surg. 2019 Jun 12. pii: S0890-5096(19)30392-9.

    Spanos K, Tsilimparis N, Larena-Avellaneda A, Giannoukas AD, Debus SE, Kölbel  T. Revisión sistemática de la ligadura laparoscópica de la arteria mesentérica inferior para el tratamiento de la endofuga de tipo II después de la reparación endovascular de aneurismas aórticos. J Vasc Surg. 2017 Dec;66(6):1878-1884.

    Wee I, Marjot T, Patel K, Bhrugubanda V, Choong AMTL. Ligadura laparoscópica de endofugas de tipo II después de la reparación endovascular de aneurismas: una revisión sistemática. Vascular. 2018 Dec;26(6):657-669.

  5. Directrices

  6. Búsqueda bibliográfica

    Búsqueda bibliográfica en las páginas de pubmed.