La fractura subcapital del 5.º hueso metacarpiano es una de las lesiones óseas más frecuentes en el área del esqueleto de la mano [1, 2]. Generalmente se produce por una fuerza axial que actúa sobre el hueso metacarpiano o por violencia contundente, como p. ej. al golpear un objeto duro o caer sobre el puño [3-6]. La fractura subcapital del 5.º hueso metacarpiano, denominada «fractura del boxeador», ocurre menos en boxeadores experimentados (protección mediante técnica de golpeo, vendaje, guantes de boxeo), sino más bien por peleas fuera del ring de boxeo [7, 8].
Si se produce un impacto dorsal en el hueso metacarpiano distal con los dedos extendidos, las fracturas del cuello metacarpiano son más frecuentes, generalmente se producen fracturas intraarticulares. Los desencadenantes son caídas y un trauma directo (p. ej. golpe con un martillo) en el cuello metacarpiano [3-6].
Los siguientes factores deben tenerse en cuenta en la selección del régimen de tratamiento – conservador u operativo – [3, 4, 9, 10]:
- Posición de flexión, principalmente del fragmento distal
- Desviación axial
- Desviación rotacional del dedo afectado
- Acortamiento del hueso metacarpiano fracturado
- Tipo de fractura, p. ej. afectación intraarticular
- Deseo del paciente o demandas funcionales del paciente
Formas especiales son las fracturas abiertas, que en principio deben tratarse de forma operativa. Otro caso especial son las fracturas multifragmentarias, que generalmente también requieren un tratamiento operativo [3].
Si no hay dislocaciones relevantes, desviaciones axiales o desviaciones rotacionales, las fracturas metacarpianas generalmente pueden tratarse de forma conservadora. Tras una posible reposición cerrada, en fracturas no muy desplazadas sin riesgo de dislocación puede realizarse una inmovilización con férula. En este caso debe observarse la posición intrínseca plus con una flexión en las articulaciones basales de 70° [11].
En las fracturas metacarpianas subcapitales, la zona de fragmentos palmar presente, así como la tracción palmar de la musculatura, a menudo impiden una retención estable, no es infrecuente que además se produzca una desviación rotacional. En cuanto a la inclinación palmar, en los huesos metacarpianos 4 y 5 se recomienda la estabilización operativa a partir de una dislocación palmar de 40–50° [2, 12]. En las raras fracturas subcapitales de los huesos metacarpianos 2 y 3 se recomienda la terapia operativa a partir de una inclinación de 15°.
A partir de qué grado de inclinación palmar está indicada una reposición abierta y osteosíntesis, se evalúa de manera inconsistente en la literatura actual. Una revisión sistemática de 18 estudios de 2021 mostró que no existe correlación entre el grado de inclinación palmar y el resultado clínico funcional [13]. Mediante una reposición cerrada e inmovilización con férula se puede lograr y mantener una corrección de 9 – 29°. Los estudios que compararon una terapia operativa con una conservadora mostraron que solo el resultado estético se mejora con la terapia operativa, pero no el resultado de la reposición ni la funcionalidad. Además, la terapia operativa conlleva el correspondiente mayor riesgo de intervención, mayores costes de tratamiento y una fase de rehabilitación más larga o incapacidad laboral. Como conclusión de este trabajo, las inclinaciones palmares de hasta 70° pueden aceptarse en hasta el 90 % de los casos. Sin embargo, el tratamiento operativo es necesario en pacientes con demandas funcionales especiales, el procedimiento terapéutico de elección sigue siendo la enclavijado intramedular anterógrado.
Un estudio prospectivo aleatorizado en 72 pacientes de 2020 comparó los resultados entre el tratamiento conservador mediante reposición cerrada e inmovilización con férula, así como buddy-taping sin reposición [14]. Para el grupo con reposición y tratamiento con férula no se pudo encontrar ningún beneficio en comparación con el grupo de buddy-tape. No hubo diferencias en la inclinación después de 9 semanas, los resultados funcionales fueron mejores en el grupo tratado funcionalmente con buddy-tape con una tasa de complicaciones más baja (aquí las contracturas MCP y PIP en el grupo con tratamiento con férula fueron las principales). Además, la duración de la incapacidad laboral en el grupo de inmovilización fue 28 días más larga.