Gestión perioperatoria - Endocistectomía en la infección por Echinococcus granulosus del hígado

  1. Indicación

    Introducción

    La equinococosis humana es una zoonosis causada por formas larvarias de tenias del género Echinococcus que se encuentran en el intestino delgado de carnívoros. Dos especies (E. granulosusyE. multilocularis) tienen importancia médica, ya que en los humanos causan la equinococosis quística (CE) y la equinococosis alveolar (AE), respectivamente.

    La equinococosis alveolar se considera la parasitosis más peligrosa de Europa, mientras que la equinococosis quística tiene un curso mucho más benigno. Dado que el comportamiento de crecimiento de las dos enfermedades en los humanos es completamente diferente, resultan en dos cuadros clínicos distintos. La apariencia de la AE corresponde a la de un tumor maligno, mientras que el foco de la CE impresiona como benigno debido a la pericista delimitada de manera lisa.

    Según la OMS, la equinococosis quística (CE) se refiere a la enfermedad causada por el estadio larvario del Echinococcus granulosus (tenia del perro). La tenia propiamente dicha vive en el intestino del huésped definitivo (perro) y produce huevos que se excretan con las heces. Los huevos son ingeridos por el huésped intermediario/erróneo (humano o animal). En el intestino, las larvas (oncosferas) eclosionan de los huevos. Estas larvas parasitarias perforan el intestino y llegan al hígado o a otros órganos a través del sistema de la vena porta, donde se transforman en su segundo estadio larvario (metacestodos) y maduran hasta formar quistes (hidátides). En el quiste se forman cápsulas de cría, en las que se desarrollan protoscolices (precursores de las cabezas de las tenias adultas). Estos protoscolices pueden desarrollarse hasta convertirse en tenias adultas si órganos que contienen larvas son consumidos por un huésped definitivo. Los humanos se infectan generalmente por la ingestión accidental de tierra, agua o alimentos contaminados con huevos de Echinococcus procedentes de heces de perro.

    La equinococosis quística afecta a todos los grupos de edad, incluidos bebés, niños y adolescentes. El curso clínico es muy variable y depende de la localización de los quistes, su tamaño y la reacción del huésped. El cuadro clínico se caracteriza por quistes que crecen lentamente (especialmente en hígado y pulmón), que pueden permanecer asintomáticos durante años y solo se vuelven sintomáticos por su efecto de ocupación de espacio, infección bacteriana secundaria de los quistes, fístulas cistobiliares o cistobronquiales, o reacciones anafilácticas después de la rotura. En la mayoría de los pacientes, solo un órgano está afectado. Los quistes se encuentran con mayor frecuencia en el hígado (70 %) y en el pulmón (20 %).

    Epidemiología

    La equinococosis quística (CE) está distribuida en todo el mundo. Se encuentra una prevalencia particularmente alta en regiones de Sudamérica, la costa mediterránea, Europa del Este, Oriente Próximo y Medio, África Oriental, Asia Central, China y Rusia.

    En los casos de enfermedad diagnosticados en Alemania, se trata casi exclusivamente de pacientes de las áreas endémicas mencionadas.

    En las áreas endémicas, los perros a menudo se alimentan con vísceras de animales sacrificados. Las vísceras que contienen larvas hacen que, después de su consumo, se desarrollen tenias adultas en el huésped definitivo principal.

    Capacidad de contagio

    El riesgo de infección existe principalmente en áreas de alta endemicidad donde hay contactos estrechos con el huésped principal (perro) bajo malas condiciones higiénicas. No existe capacidad de contagio de persona a persona. El material quirúrgico no es infeccioso.

    Morfología

    El quiste en sí consiste en la pericista (reacción inflamatoria periparasitaria del tejido del huésped con formación de una cápsula de tejido conectivo) y la endocista, el componente quístico propio del parásito. La endocista consta de una capa externa acelular y una capa germinativa interna, en la que se forman cápsulas de cría con protoscolices (precursores de las cabezas de los gusanos adultos), los llamados ganchos.

    Clasificación de quistes

    Desde 2003 existe una clasificación estandarizada por ultrasonido según la WHO-IWGE (World Health Organization Informal Working Group on Echinococcosis), que se basa en una subdivisión de los quistes según su morfología sonográfica en activo – transición - inactivo.

    En esta clasificación, se asignan 6 estadios de quistes a 3 grupos clínicos, donde el estadio CL incluye una "lesión quística" indiferenciada, cuya naturaleza parasitaria aún no se puede evaluar definitivamente.

    Grupo 1: El grupo activo incluye quistes uniloculares (CE1) o quistes con múltiples quistes hija (CE2).

    Grupo 2: El grupo de transición abarca quistes con membrana endocística desprendida (signo de "nenúfar") (CE3a) y quistes solidificados con quistes hija (CE3b). CE3a puede solidificarse y volverse "inactivo" o formar vesículas hija y pasar a un estadio CE2.

    Grupo 3: El grupo "inactivo" muestra involución con solidificación del contenido del quiste y calcificación creciente y se evalúa en la mayoría de los casos como avital.

    En resumen, CE1 y CE2 representan quistes activos, CE3 es un estadio de transición, donde los quistes CE3b se consideran biológicamente activos. CE4 y CE5 son estadios quísticos inactivos tardíos.

    Terapia

    No existe una recomendación terapéutica estándar para el tratamiento de la equinococosis quística. En principio, las remisiones sin terapia se observan con frecuencia y muestran la benignidad de esta enfermedad, siempre que no existan las constelaciones de riesgo enumeradas a continuación.

    La terapia de la CE (equinococosis quística) se realiza en función del estadio del quiste y, por lo tanto, depende de la morfología y la evaluación de vitalidad. En principio, en todos los estadios es posible una extirpación quirúrgica. Sin embargo, existe el riesgo de sobretratamiento.

    Debido a la inactividad cuestionable, se recomienda observar las lesiones en los estadios CE4 y CE5. En estos estadios, la lesión se controla por imagen y serológicamente. En caso de aumento de títulos o de tamaño, puede estar indicada la extirpación quirúrgica.

    En todos los demás estadios, en lesiones de hasta aprox. 5 cm se puede realizar un intento terapéutico conservador con los benzimidazoles albendazol o mebendazol durante 3 a 6 meses, con una posibilidad de curación del 60-70 %.

    En quistes punzables transhepáticamente en el estadio CE1 o CE3a, que son menores de 10 cm, la punción, aspiración, instilación y reaspiración (llamada PAIR) es una alternativa prometedora y con pocas complicaciones a la cirugía, ya que la consistencia interna de estos quistes es prácticamente líquida. En este procedimiento, el quiste se punza percutáneamente o quirúrgicamente (abierto o laparoscópico) y se aspira. Luego se instila una sustancia antihelmíntica o protoscolicida y este líquido se aspira nuevamente después de un tiempo de exposición suficiente. El procedimiento se realiza bajo protección con albendazol para evitar una equinococosis secundaria.

    Hay que tener en cuenta que en quistes a partir de un tamaño de 7-8 cm aumenta el riesgo de una fístula cistobiliar (hasta el 80 %). Dado que el NaCl hipertónico (20 %) o el etanol (95 %), las dos sustancias protoscolicidas más comunes, pueden provocar una colangitis tóxica, debe excluirse de manera inequívoca una fístula cistobiliar mediante determinación de bilirrubina en el líquido quístico y/o representación con medio de contraste anterógrado.

     La tratamiento quirúrgico es la terapia de primera elección en

    • Quistes > 10 cm
    • Quistes en el estadio CE2 y CE3b con múltiples quistes hija, ya que la consistencia interna del quiste no es adecuada para PAIR.
    • Quistes que están en conexión con las vías biliares.
    • Quistes que comprimen órganos o vasos.
    • Quistes con riesgo de rotura (traumática o espontánea) o quistes ya rotos.
    • Quistes que muestran una localización superficial no deberían recibir una terapia puramente conservadora, ya que la pared del quiste se adelgaza por el tratamiento y esto representa un riesgo aumentado de rotura del quiste, lo que puede llevar a una equinococosis secundaria.
    • Quistes superinfectados, si no es posible un tratamiento percutáneo.

     

    En el caso demostrado existían tres grandes quistes de equinococo en el hígado en el estadio CE3b, uno en el lóbulo izquierdo y los otros dos, comunicándose entre sí, en el lóbulo derecho del hígado. La endocistectomía tiene como objetivo eliminar por completo la endocista con quistes hija de la cavidad quística. En el entorno de los quistes típicamente se encuentran adherencias masivas al entorno.

  2. Contraindicaciones

    • Pacientes con quistes inoperables en hígado y pulmones, afectación multiorgánica o diseminación peritoneal -> terapia medicamentosa paliativa con antihelmínticos.
    • Quistes inactivos asintomáticos -> Las lesiones se controlan mediante imágenes y serología.
    • Quistes de difícil acceso -> PAIR o terapia medicamentosa
    • Quistes muy pequeños -> terapia medicamentosa
    • Pacientes con un hallazgo técnicamente o funcionalmente no operable -> PAIR o terapia medicamentosa
    • Pacientes para los que se aplican contraindicaciones generales para una operación -> PAIR o terapia medicamentosa
  3. Diagnóstico preoperatorio

    El diagnóstico de una CE es generalmente indirecto y se basa en la anamnesis, la imagenología y la serología.

    Los diagnósticos diferenciales son variados e incluyen:

    • quistes disontogenéticos
    • tumores benignos y malignos
    • abscesos
    • la tuberculosis y
    • la equinococosis alveolar (necrosis que impresionan quísticas).

    Anamnesis

    La anamnesis detallada es la base del diagnóstico, especialmente para diferenciarla de la equinococosis alveolar: contacto con animales y con la agricultura, origen del paciente, anamnesis de viajes de por vida. Casi todos los casos de equinococosis quística son infecciones importadas a través de la migración o estancias prolongadas en el extranjero en países con bajos estándares de higiene en humanos y animales. A menudo se trata de un hallazgo casual.

    Síntomas clínicos

    Los dolores abdominales aparecen frecuentemente como primeros síntomas. Los quistes hepáticos más grandes pueden palparse como una resistencia en el cuadrante superior derecho. La compresión de los conductos biliares y el paso del contenido quístico a través de fístulas cistobiliares hacia las vías biliares conduce a la obstrucción de las vías biliares, posiblemente acompañada de una colangitis. La salida de líquido hidatídico de un quiste, p. ej., hacia la cavidad abdominal libre en el marco de una ruptura quística, puede provocar desde reacciones alérgicas leves hasta un shock anafiláctico. La sintomatología clínica de las localizaciones quísticas raras (entre otras, cerebral, espinal, cardiaca, ósea) es específica del órgano y variada.

    Imagenología

    La ecografía es el método de imagen de elección para el diagnóstico, la estadificación y el control del curso de la equinococosis quística hepática. Es superior a la TC y la RM en cuanto a la determinación de los estadios. La sensibilidad de la ecografía para la evaluación de las equinococosis es del 90-95 % en manos de examinadores experimentados.

    Dependiendo del estadio de la enfermedad, se muestra una estructura quística encapsulada, típicamente con una pared doble ("double-line-sign") con o sin estructuras internas. Se pueden observar septaciones, quistes hijos y, raramente, calcificaciones.

    Desde 2003 existe un consenso sobre la clasificación propuesta por el WHO-IWGE (World Health Organization Informal Working Group on Echinococcosis), que permite una división de los quistes en tres grupos relevantes basándose en su apariencia sonomorfológica: activo (CE1 y 2), de transición (CE3) e inactivo (CE4 y 5). Los quistes de transición CE3 se pueden diferenciar en CE3a (con endocisto desprendido) y CE3b (predominantemente solidificado con vesículas hijas).

    Esta clasificación asigna 6 estadios quísticos a 3 grupos clínicos:

    La categoría CL muestra una lesión quística inespecífica que requiere más investigaciones antes de que se pueda tomar una decisión final sobre su naturaleza parasitaria.

    CE1 quiste univesicular eco-libre, arena hidatídica (sedimento por protoscólices libres), „double line sign“

    CE2 quiste multivesicular/-septado (quistes hijos),„signo de roseta“, „signo de panal de miel“

    CE3a quiste univesicular con membrana endocística desprendida flotante (“water-lily”-sign)

    CE3b quiste multivesicular con signos de transformación sólida (quistes hijos en matriz sólida)

    CE4 ecogenicidad heterogénea del contenido quístico consolidado sin detección de quistes hijos, membrana endocística desprendida solidificada („ball of wool“-sign) como estructura hipoecogénica plegada en una matriz hiperecogénica

    CE5 contenido quístico sólido, pared quística calcificada

    Tomografía computarizada (TC) y resonancia magnética (RM) (T2-ponderada con posible colangiopancreatografía) están indicadas en

    (1) Incertidumbre ecográfica en el diagnóstico diferencial de lesiones hepáticas focales

    (2) Limitaciones del examen ultrasónico debido a condiciones de examen restringidas

    • en la obesidad
    • meteorismo
    • localización subdiafragmática

    (3) enfermedad diseminada

    (4) localización extraabdominal (pulmón, huesos)

    (5) en quistes complicados (absceso, fístulas cistobiliares)  

    (5) planificación quirúrgica

    (6) enfermedad recurrente

    Siempre que sea posible, se debe preferir la imagen por RM debido a la mejor visualización de las áreas líquidas dentro de la matriz quística a la TC. Es el examen de elección para evaluar el número, tamaño, localización de los quistes y su relación con los órganos vecinos.

    La colangiografía por RM es equivalente en sensibilidad a la CPRE para aclarar conexiones cistobiliares. Sin embargo, los procedimientos intervencionistas solo son posibles en combinación con la CPRE.

    Serología

    Los exámenes serológicos son útiles para confirmar un diagnóstico de sospecha por imagen. Sin embargo, su valor informativo es limitado, ya que está asociado con una alta tasa de resultados falsos negativos. Especialmente en estadios quísticos tempranos o también tardíos inactivos, en los que la exposición de antígenos de E. granulosus al sistema inmunitario del huésped aún no ha ocurrido o ya no ocurre.

    Se aplica un procedimiento de dos pasos, en el que primero se utiliza una prueba sensible de búsqueda de anticuerpos (ensayo inmunoenzimático ligado a enzima (ELISA), prueba de hemaglutinación indirecta (IHA)) con un antígeno de líquido quístico y posteriormente se realiza una prueba de confirmación (inmunoblot) utilizando antígenos más específicos. También se deben considerar resultados falsos positivos debido a reacciones cruzadas con otros helmintos y malignidades gastrointestinales.

    En general, la sensibilidad y especificidad del examen serológico siguen siendo insatisfactorias y hasta el 20 % de los casos de equinococosis quística hepática no muestran una respuesta de anticuerpos medible. Una serología positiva sola sin correlato morfológico por imagen no prueba una equinococosis quística y no requiere terapia.

    Histología

    El diagnóstico se puede establecer histológicamente a partir de material de biopsia y quirúrgico. Las punciones para la aspiración de material parasitario solo están justificadas si el diagnóstico por imagen y serología permanece incierto. Estas deben realizarse bajo profilaxis de una equinococosis secundaria con, p. ej., albendazol.

    La citología/histología preoperatoria rutinaria no se recomienda debido al riesgo de diseminación parasitaria o reacciones anafilácticas en la apertura/ruptura quística.

    Una infección confirmada solo existe con la detección histopatológica de estructuras típicas de equinococo (protoscólices/ganchos en el líquido quístico) o cambios macroscópicos típicos en el reseco quirúrgico.

  4. Preparación especial

    • ERCP con stent en el conducto biliar en caso de colestasis mecánica o colangitis por compresión o ruptura del quiste en el sistema biliar.
    • Para maximizar el resultado para los pacientes, se debe evitar estrictamente una diseminación secundaria del Echinococcus granulosus durante la resección quirúrgica. Dado que el riesgo en un procedimiento quirúrgico está dado por la manipulación en el foco de infección, se debe comenzar una terapia con albendazol (400mg/2x/d) 24 horas antes de la operación.
    • Determinación del grupo sanguíneo con reserva de transfusión suficiente
    • En caso de riesgo cardiopulmonar elevado, aclaración del riesgo quirúrgico mediante diagnóstico adicional (ECG de esfuerzo, ecocardiograma, coronariografía, prueba de función pulmonar).
    • Capacidad de cuidados intensivos suficiente para pacientes de riesgo
    • Se recomienda un laxante suave o enema el día anterior.
    • Administración preoperatoria de antibióticos como dosis única de una cefalosporina de 2.ª generación ½ h antes de la incisión cutánea.
  5. Consentimiento informado

    Para el consentimiento informado del paciente se deben utilizar formularios de consentimiento informado estandarizados. Aquí también hay dibujos anatómicos correspondientes, en los que se puede registrar el hallazgo. Se debe informar sobre alternativas y posibilidades de tratamiento adicional, en particular, las extensiones de la intervención primaria siempre deben discutirse.

    Antes de cada operación hepática planificada, también se debe informar sobre una colecistectomía.

    Riesgos generales

    • Hemorragia + Hemorragia secundaria
    • Hematoma
    • Necesidad de transfusiones con los correspondientes riesgos de transfusión
    • Tromboembolia
    • Infección de la herida
    • Absceso
    • Lesión de órganos/estructuras vecinas (estómago, esófago, bazo, diafragma)
    • Abdomen en estallido
    • Hernia incisional
    • Intervención posterior
    • Letalidad

    Riesgos específicos

    • Anafilaxia
    • Diseminación peritoneal, equinococosis secundaria
    • Necrosis del parénquima hepático
    • Fístula biliar
    • Bilioma
    • Hemobilia
    • Peritonitis biliar
    • Derrame pleural
    • Embolia aérea (por apertura inadvertida o no detectada de venas hepáticas)
    • Trombosis de la vena porta
    • Trombosis de la arteria hepática
    • Recidiva
  6. Anestesia

    Anestesia por intubación

    Analgesia intra y postoperatoria con PDK

    Siga aquí el enlace a PROSPECT (Gestión del dolor postoperatorio específico del procedimiento) o a la guía actual Tratamiento del dolor agudo perioperatorio y postraumático.

    En las operaciones hepáticas, la anestesia juega un papel importante en las medidas intraoperatorias de ahorro de sangre.
    La presión en los sinusoides hepáticos depende de la presión en las venas hepáticas, que a su vez depende de la PVC. Por lo tanto, durante la fase de preparación, la PVC debe reducirse a 2-5 mmHg, lo que puede reducir significativamente la pérdida de sangre intraoperatoria.
    En caso de apertura accidental de grandes venas hepáticas o de la vena cava, para evitar embolias de aire inminentes, el PEEP debe aumentarse temporalmente.

    La presión positiva al final de la espiración (PEEP, inglés positive end-expiratory pressure) es un parámetro en la ventilación artificial. Denota una presión positiva en el pulmón al final de la exhalación (espiración). Se genera mediante una válvula PEEP.

  7. Posicionamiento

    Posicionamiento

    Decúbito supino, ambos brazos adosados, ligera hiperextensión en la unión toracolumbar

  8. OP – Configuración

    OP – Configuración
    • Cirujano a la derecha del paciente
    • 1. Asistente a la izquierda del paciente
    • 2. Asistente a la derecha del paciente, hacia la cabeza del cirujano
    • Enfermera instrumentista a la izquierda del paciente, hacia los pies del 1. asistente
  9. Instrumentación especial y sistemas de sujeción

    • Tamiz para bilis, tamiz vascular o tamiz LTX
    • Sistema de ganchos de tracción por cable
    • Retractor Mercedes
    • Instrumento de sellado/disección
    • Aparato de ecografía
    • Medios auxiliares para la hemostasia puntual del hígado: p. ej. clips, coagulación bipolar y monopolar
    • Paños abdominales empapados con NaCl al 20 %
    • Aspirador de gran lumen
    • Emulsión grasa aplicable por vía intravenosa (Lipovenös®)
    • Trocars de 10 o 12 mm con mandril cónico lo más puntiagudo posible
    • Sistema de drenaje de herida cerrado (drenajes Blake®)
  10. Tratamiento postoperatorio

    Analgesia postoperatoria
    Terapia del dolor adecuada; en caso de dolores más intensos, analgésicos sistémicos adicionales al PDK considerando la potencial toxicidad hepática. Siga aquí el enlace a PROSPECT (Procedures Specific Postoperative Pain Management) o el enlace a la guía actual Tratamiento de dolores agudos perioperatorios y postraumáticos.

    Tratamiento médico posterior
    Si los drenajes no producen bilis en el 2.º día postoperatorio, una fístula biliar posterior es extremadamente rara, por lo que el drenaje se puede retirar en el 2.º/3.º día.

    Tratamiento posterior con albendazol 10-15 mg/kg de peso corporal/día en 2 dosis divididas durante 4 semanas. La ingesta debe realizarse con una comida rica en grasas para garantizar la absorción.

    Retirada del material de sutura cutánea alrededor del 12.º día postoperatorio

    El seguimiento después de la operación debe realizarse al menos durante 5 años con imagenología anual mediante ecografía o RMN.

    Profilaxis de trombosis
    En ausencia de contraindicaciones, debido al alto riesgo tromboembólico, además de medidas físicas, se debe administrar heparina de bajo peso molecular en dosis profiláctica, posiblemente adaptada al peso o al riesgo de disposición. A tener en cuenta: función renal, HIT II (antecedentes, control de plaquetas). Siga aquí el enlace a la guía actual Profilaxis de la tromboembolia venosa (TEV).

    Movilización
    Lo más temprano posible, especialmente para la profilaxis de neumonía, que es esencial en cada operación de hígado. Reanudación gradual de la carga física hasta la carga completa.

    Gimnasia hospitalaria y respiratoria
    ¡La profilaxis de neumonía es vital y tiene prioridad absoluta en las operaciones de hígado! , p. ej. asistente de ventilación (Bird) y/o aparato de ejercicios Triflow y gimnasia hospitalaria correspondiente.

    Aumento de la dieta
    Aumento rápido de la dieta; en el 1.er día postoperatorio té, sopa, biscote. El aumento completo de la dieta debe realizarse hasta el 3.er día postoperatorio.

    Regulación de las heces
    A partir del 3.er día, el paciente debe ser evacuado, la actividad intestinal se puede estimular p. ej. con un enema.

    Incapacidad laboral
    En intervenciones abiertas con extensión de la laparotomía mediana hacia el flanco derecho, el riesgo de hernia cicatricial postoperatoria no es insignificante, por lo que el paciente debe observar un reposo postoperatorio durante al menos cuatro a seis semanas. Trabajos ligeros, especialmente actividades de oficina, se pueden reanudar también antes.